La leche en polvo fue producida por primera vez en 1802 por el doctor ruso Osip Krichevsky, y a día de hoy se encuentra presente en muchos países en vías de desarrollo por su bajo coste de transporte y de almacenamiento.
La leche en polvo se obtiene mediante la deshidratación de leche pasteurizada. Es decir, la leche de vaca normal se somete a un proceso de concentración y de secado para retirar el agua hasta darle una consistencia de polvo.
Su principal beneficio es que conserva mejor los nutrientes como el calcio y las proteínas, algo que lo hace un alimento idóneo para la alimentación de los bebés.
Esta leche cuenta con vitaminas A, B9, D, C y E y con minerales como el calcio, fósforo, potasio o sodio. Estos componentes aportan una gran fortaleza a los huesos, favorecen el crecimiento en etapas de desarrollo, mantienen las funciones cerebrales y mejoran la apariencia de la piel